jueves, 11 de agosto de 2016

Fue un 1° de Diciembre cuando partimos...

Mi amiga fue muy específica al decir: "¡NO ACEPTEN nada de nadie!”, “¡No dejen sus maletas solas ni por un minuto!" Aunque eso es lógico, son  bastante traumáticas ambas frases en un mismo mensaje de texto, horas antes de montarnos en el avión en Venezuela vía a uno de los lugares más emblemáticos del narcotráfico; lo primero que piensas es en la serie famosa del Sr. Pablo Escobar. Curioso, no? ¡Claro que me tome en serio los mensajes!

Cuando aterrizamos en Medellín, era casi final de la tarde y estaba medio lloviznando. La gente se aglomero en unas escaleras eléctricas y nos tocó bajar por las normales. La fila para migración era larguísima, bueno, ¿Cuándo es que son cortas?  Adelante había una señora muy amable, con su distintivo acento del país local. Más allá había otra señora que viajaba con su mascota, BELLO EJEMPLO de que cuando se tiene mascota, ¡NO SE ABANDONA!

Transcurrieron aproximadamente 20 min, estábamos a una persona de ser llamados a la taquilla (detrás de la señora) pero ella decidió que con ese señor no se quería presentar, por lo que nos dejó pasar a nosotros, no sin antes darnos algunos tips: “Solo vienen de vacaciones y vienen a recorrer ciertas ciudades del país, afuera los están esperando sus amigos”, ¡Claro! Hubo previa conversación aunque sin muchos detalles igualmente…

El señor que nos entrevistó nos hizo exactamente la pregunta que debíamos responder con lo anterior y así fue. Sin embargo, nos hizo una segunda pregunta: “¿Cuántos dólares traen?” cosa que es normal, supongo, no me lo habían preguntado antes pero, me lo tome por normal y respondimos. Acto seguido se coloca un poco sobre su mesa, mira a los lados y nos dice: Yo se los puedo cambiar en el baño. Como saben, aquí en Colombia no aceptan dólares, y afuera en la agencia de cambio seguro que no les van a dar más de equis cantidad.  ¡Quede en shock! ¡No te esperas de un agente de migración esas cosas! Mis antenitas empezaron a sonar, recordé los mensajes de mi amiga, y le dijimos que sí para que por fin nos entregara nuestros pasaportes. Mis antenitas no dejaban de sonar…

¡ALERTA!           ¡ALERTA!          ¡ALERTA!

¡Debe estar aun en el baño esperándonos! …Jajaja.. Bueno, esperando a mí esposo, ya que el cambio se haría en el baño de caballeros.

Nos fuimos con tres maletas de 20kilos c/u., un televisor que pesa 11kilos, una maleta morada* de mano que (solo vacía) pesa 5 kilos y mi bolsito viajero de 6 kilos y mi cartera.

Yo no dejaba de pensar en los mensajes previos de mi amiga. Razón tuvo. Entrando al país y ya nos querían trampear, ¡en la agencia si nos daban más!

Nos tocaba subir al segundo piso, que es de vuelos nacionales, por las escaleras normalitas con todo lo que acabo de mencionar... y ¿Cómo  hacíamos para que mientras uno subía y volvía a bajar por más, algunas cosas no se quedaran solas? Bueno, ¡¡Vista de águila, PAPÁ!! ¡¡Atentos siempre!!
Allí estábamos, sentados al ladito de una columna con muchos enchufes para cargar los celulares, laptops, tablets, iPod, y todo lo que necesitara corriente. ¡Coronamos! esos puestos pero, nos dio hambre y era a mí a la que le tocaba subir otro piso a la “plazoleta*” para rezarle a la tarjeta y que pudiéramos comer.

¿Se preguntan que si paso bien? Bueno, después que le rezas 2 Credos, 1 Ave María y 3 Padre Nuestro… Salió el famoso papel con: ¡¡Transacción Exitosa!!

Pasamos toda la noche y la madrugada escuchando el sonar de un martillo que estaba trabajando… Allí amanecimos.

Aún faltaba camino (o nubes) que recorrer para llegar a nuestro destino…








----
Palabras/Expresiones/Entre otras:
*Plazoleta: Feria de comida.
*Maleta morada: tiene su historia, más adelante se las contaré.